Los libros dicen que la negación de algo es no querer admitirlo, no afrontarlo como la realidad, no saber sobrellevarlo, eludir que es cierto que ocurre, que no ha pasado y hasta incluso tener vergüenza de que eso ocurre. Muchos son los ejemplos que se podrían enumerar de negación masiva en nuestra sociedad y a los ejemplos nos remitimos: en 1989 y 1995 Carlos Saúl Menem ganó sus elecciones presidenciales con más de siete millones de votos en cada una de ellas y en la opinión popular “nadie lo había votado”.
Raúl Alfonsín el presidente de la difícil transición entre la feroz dictadura y el advenimiento de una frágil pero ansiada democracia, nunca terminaba de obtener el reconocimiento total de su gestión de su gobierno, siempre se lo recordaba como el hombre que no supo administrar con inteligencia la economía, que llegó por la puerta grande con el apoyo de actos multitudinarios y termino de rodillas ante una situación social inmanejable. El que tuvo la valentía de llevar ante la justicia a las Juntas Militares y que borró con el codo a través de la Obediencia Debida y Punto Final lo que gloriosamente había escrito para la posteridad mundial. A ese hombre, en su fallecimiento, miles de ciudadanos de distintas banderías políticas salieron a las calles demostrando un dolor irreparable y un respaldo tardío a quien ya fuera de término se lo consideró “ el gran paladín de la democracia” capaz de aglutinar en su accionar todo lo rescatable de la vieja política, aquella de ¡Que Viva el Dotor! la de los militantes que pensaban más en el prójimo que en su crecimiento personal.
Luis Ricardo Aguirre, mas conocido como Ricky Maravilla, logró quebrar con el tema “Que tendrá el petiso”, las barreras sociales del divertimento imponiendo un estilo de baile popular conocido como La Bailanta de la que nadie se pudo abstraer y sin embargo nunca dejó de ser un ritmo para sus negadores, solo para cierta gente “especial” de clase baja.
Profundizar e ir hasta el hueso sobre este tema de la hipocresía colectiva del argento tiene mucha tela para cortar, pero remitirnos a un nuevo y palpable ejemplo de actualidad sería lo mejor. Marcelo Tinelli desde hace años viene marcando el rumbo le pese a quien le pese, de cierta manera y forma de hacer y producir televisión bajo la denominación de popular y para la familia. En estos últimos años la penetración en los hogares de sus productos ha sido de tal magnitud, que lo ha constituido sin dudas en uno de los zares de este medio de comunicación, en un referente y formador de la opinión pública y en un apetitoso “botín” para los gobernantes de turno. Sin ir mas lejos, su reality de imitaciones de personajes de la política del año pasado, le dio el espaldarazo definitivo a Francisco De Narváez para una trascendencia en los votantes de la provincia de Buenos Aires a la que le faltaba un plus.
La continuidad de sus “bailando por un sueño” sin duda ha sido el resultado de números que con los años han cerrado tanto en televidentes como en auspiciantes. Tinelli no ha perdido el olfato para el negocio, sino que lo diga el chocolatero Fort que desde la pantalla del hombre de Ideas salió disparado a una “fama” que parece no tener límites y que abastece desde sus amores perros, a niñas voluptuosas de poco cerebro, hasta consumidores expuestos de anabólicos como guardaespaldas después “utilizados” por el conductor para crear enfrentamientos ficticios entre su aparente personalidad llena de ingenuidad y flaquezas, y la dureza de gestos y músculos contraídos de sus contrincantes.
En el programa quedan expuestas las “miserias” de turno de la TV actual. Tetas y culos como diría Doña Rosa sobran, peleas ridiculizadas a fondo entre bailarines y jurado en donde también hay personajes fellinescos le dan la “pimienta” a los que consecuentemente frente a los televisores engrosan diariamente el minuto a minuto. De toda esta parafernalia payasesca como si fuera poco, se aprovechan como buitres dándose un festín, todos aquellos programas que viven de eso, de la carroña del chisme.
Volviendo al principio, podría este tipo de programa vivir, tener continuidad, tomar la trascendencia que tiene sino tuviera atrás a sus fieles seguidores de la caja boba? La pregunta es fácil hacerla, lo que se hace difícil una vez mas en el “planeta del yo no” encontrar a alguien que reconozca públicamente yo veo siempre a Tinelli, en este planeta la negación cada vez se hace más costumbre, una pena, pero no importa, yo tampoco lo veo.
3 comentarios:
Impecable
tal cual , lo mismo pasa en Uruguay. abrazo amigo
hola pa ya lo encontre sin tu ayuda...no me di cuenta ,que en tu facebook mas abajo tenias el link.jeje besotes y suerte!hacelo crecer!..
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