La Cumbre Iberoamericana de Presidentes se realizaba en Cartagena de Indias, Colombia, año 1994. La cobertura fue, a mi entender, productiva ya que mas allá de los audios conseguidos de los distintos presidentes, fue realmente interesante el mano a mano con el entonces Presidente de Chile Eduardo Frey.
Lo anecdótico fue que en las eliminatorias para el campeonato Mundial de Fútbol de EE.UU, Colombia nos había "dado por culo", como dirían los españoles; un lapidario 5 a 0 en cancha de River al que tuve la oportunidad de asistir. Cada colombiano que descubría que yo era argentino elevaba su mano abierta y me recordaba, con los cinco dedos y con la frase “ argentino, argentino mira”, esa simpática goleada.
Al llegar a la jornada final de la Cumbre, habían sido muchas las veces que los colombianos me aconsejaron que no me fuera sin conocer las Islas del Rosario. Decidí comunicarle a mi gerente de Noticias, Jorge Porta, que al tener el pasaje abierto me quedaría unos días para ir a conocer las famosas islas que tanto me recomendaban. La respuesta fue lacónica: “Para quedarte, hace una nota con García Márquez” y cortó.
A partir de ese momento, herido en mi orgullo, me dediqué a buscar quien podía llevarme hasta Gabo. Su apodo, “Piki”, un hombre de unos 40 años bajito, chofer de taxi, fue el encargado previa “recompensa”, de llevarme durante siete horas por distintas casas en donde por momentos solía habitar Don Gabriel. Cuando las ganas y el cansancio me iban minando y mi mente ya comenzaba a olvidar el proyecto Islas del Rosario apareció el dato: García Márquez estaba en esos momentos en un edificio cerca de un lago interior que tiene la ciudad.
Cuando ya estábamos cerca, varias camionetas polarizadas y hombres de custodia que se encontraban en el playón del edificio, le daban cuerpo a la certeza de que el “maestro” estaba en el lugar indicado.
“Piki” se encargó de adelantar mi misión, lo que provocó que el supuesto jefe de la custodia me llamara, solicitara mi acreditación y me pusiera en contacto con el secretario del escritor. Me di cuenta que si lograba consustanciar a la gente con que si reporteaba a Márquez podía conocer las islas, lo puse en práctica y logró su efecto, todos incluso el secretario pusieron la mejor voluntad.
Luego de una hora y media de tensa espera, un alerta convulsionó a toda la guardia y los motores se pusieron en marcha. En ese instante, por una escalera exterior vestido de guayabera y pantalón blanco bajó el escritor de tantas cosas célebres. Lo primero que atinamos con “Piki”, mi entrañable compinche, fue agitar los brazos para llamar su atención.
Cuando su camioneta se puso en marcha hacia nosotros, el nerviosismo se había apoderado de nuestros exaltados cuerpos. La camioneta paró, el vidrio delantero se bajó y la mano derecha con la que había logrado la inmortalidad en las letras me llamó. No lo podía creer, lloraba de la emoción y tomé su mano entre las mías mientras le decía "gracias maestro". Él me acarició en la cabeza y me dijo una frase que nunca olvidaré: ”tienes cinco minutos colega para preguntar, demuestra que sos un buen periodista”.
La nota fue reproducida en el programa matutino de Radio Mitre a cargo de Néstor Ibarra- uno de mis maestros- y levantada en varios de sus párrafos por distintos medios. Así me di el gusto de conocer las bellísimas Islas del Rosario.
1 comentarios:
Osvaldo, que buena info tiene el Blog, suerte en este nuevo emprendimiento. Hay cosas muy interesantes para leer.
Un abrazo grande.
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