Mauricio Macri utiliza el PRO para jugar en CONTRA. Dio vergüenza ajena observar a quien hasta hace poco tenía pretensiones presidenciales, contornearse en una pasarela con figura de modelo desgarbado, para anunciar su decisión de “jugar” en las próximas elecciones en la ciudad de Buenos Aires con un entorno propio de un pelotero. Mauri, como le dicen algunos allegados, quiere demostrar ante la opinión pública lo que no siente, y esa parece ser una constante en su accionar personal y político. El hoy jefe de esta ciudad, no es precisamente un león vendiendo Durax como decía la vieja y recordada propaganda. Macri, con sus indefiniciones, respuestas ambiguas, y con una permanente actuación de víctima, no termina de insertarse mentalmente para poder convivir a diario con las suciedades propias de las arenas de la política de nuestro país por estos días.
El, constructor de su espacio sin querer queriendo, lo esta destruyendo de a poco por dentro y por fuera. Por dentro, por las angustiosas ansiedades que ha causado en sus militantes producto de una mezcla de su inseguridad, con cierto viso de perversidad en la demora por decidirse. A esta actitud hay que sumarle una interna encarnizada en donde nadie ha ocultado, o por lo menos preocupado por que no tome estado público, la manera en la que algunos personajes altisonantes del partido se chicanean, no se bajan de sus pedestales y no quieren perder protagonismo. Protagonismo que, por otra parte, El Jefe, en ningún momento se los da en forma definitiva, la incertidumbre es la manipulación perfecta que le encanta manejar a Mauri. Por fuera, porque el descrédito que con sus idas y vueltas se viene ganando el futuro padre, inexorablemente, arrastrará en ese tobogán a su espacio.
El hombre económicamente holgado, nunca pudo armar una figura pública políticamente correcta. Desde aquella foto carente de sintonía con la sensibilidad, en donde posó con la niña en el medio de un basural auténtico, a Macri le ha costado edificar una imagen creíble. El “cartonero” de Maradona, capaz de mezclar en gustos musicales a Freddy Mercury con Gilda, nunca pudo soportar el peso de los embates de la Casa Rosada, cree que los mejores aportes los puede hacer desde la ciudad y la realidad es que el cuadro de situación lo presenta debilitado para aspiraciones que nunca lo tuvieron totalmente convencido. Hacer Buenos Aires no alcanza para las dificultades que la realidad presenta a nivel nacional.
Sin embargo, no ceja en esto de jugar a dos puntas, la ciudad por un lado y ahora un proyecto para la nación en donde pondrá a disposición a los más destacados del partido.
Macri no tiene mucho margen de error en estas elecciones, no solo se juega su carrera política, sino la del futuro del PRO. En el medio de tantas desavenencias propias jugó con fuego, y el que juega con fuego o se quema o termina orinándose en la cama según lo establece uno de los tantos dichos urbanos. Hoy por hoy, Mauricio con todas la letras, ingresó en la bolsa de gatos, si lo agarra la noche, pasará a ser uno mas, y pardo.
Osvaldo Menéndez