15 de octubre de 2013

Actitudes y palabras que matan

Nunca tan cierta la frase que: “el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”. Sin embargo, hablar, dialogar, es la herramienta fundamental del ser humano para comunicarse, pero no siempre cuando se habla se comunica, se transmite lo que uno quiere, si el mensaje no es claro concreto y conciso. Si a esto le agregamos el tono, entramos en el campo comunicacional de que lo importante no es lo que se dice, sino como uno lo dice.

El candidato a Diputado Nacional Juan Cabandié, se ha convertido por culpa de su incontinencia verbal y de sus actitudes, en la figura sobresaliente del mundo mediático que siempre esta agazapado en busca de “víctimas” que sin razonamientos previos, le dejan paso a las palabras que fluyen de forma incontrolable.

"Antes uno veía acumulación de botellas, basura y animales muertos y hoy comienza a haber en algunos sectores del Riachuelo bancos de peces, es decir que se está oxigenando el agua y generando menos contaminación por parte de las empresas”, expresó el candidato en una visita de campaña en referencia a que se estaba recuperando el lugar a favor de la ciudad y los municipios. Las garras de las redes sociales deshilacharon sin miramientos, una afirmación que por lo menos rozo lo ridículo y demostró serias fisuras en lo que pretendió ser un relato creíble.

En las últimas horas se conoció el video que en horas traspasó las fronteras del país en donde Cabandié lo mejor que hizo, fue instalar en el lenguaje diario, una palabra que por lo menos hasta aquí, no era de uso común: correctivo. Su enojo, su soberbia, su desacato, su insolencia, al menos le sumo cultura en el buen uso de sinónimos. Poco, para las aspiraciones a convertirse en legislador nacional, en donde la representatividad de los ciudadanos necesita de muchas cosas entre ellas coherencia, adaptación, conciliación y armonía en la forma de manejarse, de actuar y sobretodo en su decir.

Cabandié deberá comprender, a futuro, que en un discurso es muy importante saber manejar las emociones. El temor, la ira y el placer, suelen presentarse durante la disertación provocando desconcentración, enjundia desmedida u optimismo desmesurado. El futuro Diputado o no, las urnas no mentirán, tendrá que tener en cuenta que la seguridad en uno mismo y el autocontrol, da paso a una conducta que acompaña a las aseveraciones. Al hablar uno debe convencer y persuadir a los demás por medio de la palabra acertada, y no por aquellas que se vierten sin control y por calentura. Cabandié aún en etapa de aprendizaje si es que lo acepta y se lo propone, tendrá que aceptar que una palabra ya expresada, no se puede recuperar.